Hace unas semanas ya vimos qué hacer en caso de tener algún percance en los ojos o cerca de ellos. Pero, ¿y si el problema no lo tienes tú, sino tu pequeño? Los ojos de los niños son mucho más delicados y un ojo morado o un golpe cerca de ellos no puede ser tratado de la misma manera. Además, en caso de bebés hay que presar muchísima más atención sobre todo porque no sabrán decirnos si el percance viene de un golpe o quizá se le esté inflamando la zona por alguna patología más grave que nada tenga que ver con ello.
Si tenes un bebé muy activo y está empezando ya a andar y maniobrar por su cuenta debes prestarle especial atención porque se puede caer con facilidad y golpearse. En caso de que un día descubras que tiene un ojo morado o algún tipo de inflamación en la zona cercana, lo mejor que puedes hacer es llevarle al médico o al oftalmólogo. Principalmente para descartar cualquier tipo de patología. También es muy importante fijarse en si tiene sangre en la parte blanca del ojo, los tiene enrojecidos o no es capaz de moverlos con normalidad.
Si estás seguro de que ha sido un golpe y solo tiene hinchazón puedes probar a bajársela en casa. Si es suficientemente mayor como para aguantarlo, puedes probar a ponerle un poco de hielo por periodos de quince minutos varias veces al día. Eso sí, asegúrate de que no sea en contacto directo con la piel o el ojo, podrías producirle quemaduras. Usa mejor una bolsa rellenable o un paquete de algún tipo de alimento congelado. Eso sí, envuélvelo en una toalla pequeña o papel.
Para que el niño no sufra ni se centre en el dolor, procura hacerlo mientras le acaricias, mientras juega con algo que esté quieto o leéis un libro juntos. Pero ten claro que el hielo solo ayuda con la inflamación, no quitará el moratón del ojo.
En cualquier caso, si lo has consultado con un oftalmólogo y no reviste mayor gravedad, normalmente los golpes suelen desaparecer del todo en 7-10 días. De todos modos, si pasado este tiempo la inflamación no baja ni el color desaparece deberías volver a tu médico de confianza para un segundo diagnóstico. Siempre es mejor prevenir. Y más con los más pequeños
Equipo IOTT