Hoy en día aún existe una creencia heredada de que las cataratas hay que operarla cuando está «muy hecha». Nada más lejos de la realidad. Sí que es cierto que hace años ésta era la recomendación habitual y la razón es que la cirugía era muy agresiva y por ello se prefería esperar a realizarla. Afortunadamente, las técnicas avanzan y la cirugía se ha ido perfeccionando hasta tal punto que en la actualidad podemos operar una catarata con un láser femtosegundo y esto nos permite ofrecer la máxima seguridad y precisión sin sufrimiento para nuestros ojos. Con una recuperación visual rápida y sin molestias.
En cuanto a síntomas, la primera manifestación suele ser la visión borrosa e, incluso, doble. Las personas que sufren de cataratas suelen tender hacia la fotofobia, a ver mejor en días nublados que en días soleados y que la luz del sol provoque visión borrosa. Paralelamente, conducir de noche se hace cada vez más difícil.
Esto ocurre por la pérdida de transparencia del cristalino. Es una dolencia provocada, mayoritariamente, por el envejecimiento, pero también por la genética, por enfermedades del ojo o del organismo (sobre todo la diabetes, que es un condicionante que hay que tener muy en cuenta), o el consumo de fármacos. El proceso de envejecimiento de esta lente comienza de forma muy lenta y progresiva alrededor de los 45 años y se traduce en el inicio de la vista cansada o presbicia. Esta situación queda totalmente establecida sobre los 50 años, siendo ya irremediable el uso de gafa para leer. Ya en este momento se puede operar el cristalino, porque ya no tiene función.
Sin embargo, también se pueden deber, en casos especiales a otras patologías añadidas o a pacientes que han sido sometidos a otras cirugías como vitrectomías o que sufran glaucomas o desprendimientos de retina. En este caso, se requerirán tratamientos especiales.
Para diagnosticar las cataratas, se lleva a cabo una exploración general, en la que se mide la agudeza visual del paciente, la tensión ocular o la corrección que lleva. Las pruebas dependerán del estado del ojo del paciente (posibilidad de glaucoma, enfermedades como diabetes, etc… que marcarán las pruebas que se llevarán a cabo).
En cualquier caso, el momento ideal para operarse de cataratas es el momento en el que esta situación se diagnostica. Obviamente, no es una urgencia oftalmológica y si uno desea esperar un tiempo razonable no tiene por qué haber problemas. En ese caso, el criterio para esperar sería una decisión estrictamente personal, porque en el apartado médico, no habría ninguna contraindicación por hacerla cuanto antes: la tecnología nos permite olvidarnos de este problema en cuanto aparece si así lo queremos.
Dra. Mariluz Iglesias