Habitualmente vemos en la televisión anuncios de colirios vasoconstrictores que permiten recuperar el blanco natural de nuestros ojos si los tenemos rojos. Se ha normalizado tanto que su uso puede llegar a ser asiduo siempre que notemos esta sensación. Sin embargo, como todo, usar estas gotas en los ojos en exceso puede llegar a ser perjudicial.
La irritación ocular asociada a la rojez puede ser causada por diferentes situaciones o enfermedades y como tal, cada una precisa de un tratamiento específico. Los colirios de este tipo solo camuflan uno de los síntomas, pero no resuelven la causa.
Está científicamente demostrado que cuanto más se usan este tipo de gotas (generalmente a base de imidazolina o similares) más probabilidades existen de generar un enrojecimiento permanente o un daño a los vasos sanguíneos del ojo.
Además, bajo ninguna circunstancia deben usarse con las lentes de contacto colocadas en el ojo. Ya que uno de sus componentes, el cloruro de benzalconio podría tintar las lentes, estropearlas y volverlas perjudiciales para nuestra visión. De la misma manera, las lentes de contacto blandas pueden absorber el colirio y crear la falsa sensación de que no se ha usado suficiente producto, lo que podría llevarnos a pasarnos con la dosis adecuada. Tampoco han de usarlas personas con tensión ocular alta o que tomen determinadas medicaciones sin consultar un especialista.
En cualquiera de los casos, lo mejor si tienes los ojos rojos habitualmente es acudir al centro oftalmológico más cercano y revisar la vista con un doctor especializado. Ya que en la mayoría de casos puede ser síntoma de enfermedades que necesiten tratamiento.
Si el uso es muy esporádico, recomendamos usar simplemente lágrimas artificiales para humedecer el ojo. Es una alternativa inocua que no incorpora ningún tipo de medicamento en su fórmula y nos aliviará la sensación.
Equipo del IOTT