Todos deberíamos acudir por primera vez a una revisión oftalmológica completa antes de los 3 años de vida. Aunque es cierto que el primer médico de los más pequeños, su pediatra, puede descartar o detectar los problemas visuales más graves, es importante someterse a una exploración exhaustiva y especializada para comprobar la salud visual en la edad preescolar. No es necesario que sepa leer ya que las pruebas están adaptadas a esta circunstancia.
Además cuando el niño o la niña no ven bien no suelen ser conscientes de ello y no lo transmiten a sus padres. Lo que debemos tener claro es que nunca es pronto para acudir al especialista si se sospecha que puede haber algún problema.
La madurez visual se alcanza entre los 7 y los 8 años, por lo que es muy importante detectar los problemas visuales entre los 3 y los 4 años para poder prevenir su avance y tratarlos adecuadamente.
Tras la primera revisión, es conveniente realizarlas después de forma periódica, generalmente una vez al año y previas al inicio del curso.
¿Cuáles son los problemas más habituales a esa edad?
Antes de la revisión de los 3 años, el pediatra puede detectar cataratas, retinoblastoma o algún tipo de malformación.
Después de esa edad, la alteraciones más importantes que se pueden detectar con un examen específico son el astigmatismo, que puede ser causa de ambliopía, conocida como “ojo vago”, y también pequeñas desviaciones en la posición de los ojos, como el estrabismo, o hipermetropías, que se compensan con mecanismos de acomodación que pueden pasar inadvertidas, pero que derivan en un mal funcionamiento de la visión.
A partir de los 7 u 8 años, los tratamientos para recuperar un ojo vago ya no son eficaces, y esa alteración de la visión puede acompañar al paciente durante toda su vida, de ahí a que sea tan determinante las revisiones tempranas.
No detectar estos problemas pueden derivar en falta de atención, dificultades en el aprendizaje o incluso, en el desarrollo de capacidades sociales.
¿En qué consiste un examen oftalmológico completo?
Una revisión exhaustiva llevada a cabo por el oftalmólogo debe incluir una refracción ciclopléjica, es decir una refracción con gotas de dilatación pupilar, para medir la vista del menor bajo el efecto de unas gotas que dilatan la pupila y que ayudar a ver el fondo del ojo y para graduar la refracción de las personas.
También determinará la agudeza visual de lejos y de cerca, la visión binocular, es decir determinar que las posiciones del ojo en cada dirección de la mirada han de ser las correctas y, además la visión en 3D.
En esta primera consulta, el oftalmólogo tendrá en cuenta los aspectos de la historia clínica prenatal, perinatal y posnatal, antecedentes en la historia médica familiar, el desarrollo del niño desde el nacimiento, si ha nacido por cesárea o canal vaginal, si ha realizado todas las etapas del gateo antes de caminar, el proceso de lectoescritura, etc. y si tiene problemas de rendimiento a nivel escolar.
¿Cuáles son los síntomas por lo que debemos llevar a l@s niñ@s al especialista?
Debemos llevar a nuestros hijos al oftalmólogo si apreciamos que desvía algunos de los ojos, si creemos que nos ve con claridad, cuando existe lagrimeo constante o enrojecimiento de los ojos, movimientos oculares erráticos, anomalías en los párpados o cualquier aspecto extraño.
También si se acerca excesivamente al papel al leer o escribir, o en clase al leer la pizarra o si se acerca mucho a la tele, o si percibimos que entrecierra los ojos para tratar de ver mejor.
Equipo IOTT