La OMS ya ha declarado como epidemia los problemas de visión habituales como la miopía y la presbicia o vista cansada. Lo que demuestra el excesivo aumento de los casos de estas enfermadades en la población. Y lo que es más preocupante: cada vez a edades más tempranas.
La vista cansada es una patología que afecta normalmente a personas alrededor de los 40-45 años, aunque como hemos dicho, está empezando a bajar la media de edad preocupantemente. Esto se traduce en una mayor dependencia de las gafas para absolutamente todas las tareas de nuestra vida diaria, tanto de cerca como de lejos. Es el trastorno ocular más frecuente entre las personas de 45-65 años en nuestro país. Afecta aproximadamente al 80% de la población.
Evitar la fatiga ocular
Para prevenir esta fatiga visual hay que procurar pasar el tiempo fuera de la calle, lejos de las pantallas. Ya que el daño que producen ordenadores y móviles es una cuestión de luminosidad relacionada direcamente con el aumento de la miopía. Pegarse a estas pantallas, sobre todo en una posición no adecuada, hace que nuestros ojos tengan que hacer un mayor esfuerzo y como consecuencia, el músculo acaba desarrollando la miopía mucho antes.
Para evitarlo, desde el IOTT os recomendamos la práctica “20,20,20” para relajar el músculo ocular y evitar que esté hiperacomodado de forma prematura. Así, al menos, podremos ayudar a retrasar estos efectos. Lo más importante son los descansos: cada 20 minutos que usemos estos dispositivos o pantallas y, durante 20 segundos, mirar a una distancia de más de 20 metros. Esto relajará la visión y permitirá descansar mejor al ojo antes de seguir afrontando estos esfuerzos una vez más.
También es importante controlar y comer adecuadamente. Por ejemplo, las coenzimas estimulan la prevención de enfermedades oculares . Hay alimentos como los cereales o con muchas proteínas que son buenos, también el selenio, cobre, zinc son muy buenos y conviene reforzar nuestra alimentación con suplementos que contengan estos minerales. Hay que buscar el equilibrio entre grasas saturadas y poliinsaturadas, tomar pescado, aceite de oliva, aceite de coco y palma, carnes magras. Resumiendo: seguir nuestra famosa dieta mediterránea.
Equipo IOTT