Las drusas son residuos que el ojo no puede eliminar. Es un síndrome que responde a distintas formas de mutaciones genéticas, aunque por el momento no se ha establecido un patrón de herencia determinado. También se producen por el envejecimiento natural. Se trata de formaciones globulosas hialinas, es decir, depósitos amarillos bajo la retina, en la zona conocida como papila, la más sensible a la luz de todo el globo ocular.
Suelen padecerlo, en mayor medida, las mujeres. Hay algunos estudios que señalan que no son la causa de la degeneración macular, un trastorno ocular que destruye lentamente la visión central y aguda, lo que dificulta la lectura y ver los detalles de lo que miramos. No son la causa, pero tenerlas aumenta el riesgo de padecerla. Hay dos tipos de drusas, las duras y las blandas. Las primeras son pequeñas, diseminadas y no suelen provocar problemas de visión duraderos. Las segundas son grandes y se conectan unas con otras. Y son, éstas últimas, las que aumentan el riesgo de sufrir degeneración macular.
¿Qué notaré si tengo drusas?
En la mayoría de los casos, los pacientes no notan nada. Suele detectarse en un examen ocular habitual. Aparecen en personas más jóvenes y lo normal es que no evolucionen. Eso, cuando hablamos de las duras. En el caso de las drusas blandas, los pacientes refieren molestias con los cambios bruscos en la intensidad de la luz, a veces tienen visión borrosa o ven manchas oscuras. Son frecuentes en personas mayores.
La aparición de las drusas maculares no suele darse antes de los 45 años. Son habituales en personas de entre 45 y 65 años y muy recurrentes en los mayores de 65 años.
El oftalmólogo, al dilatar la pupila en ese examen del ojo, podrá apreciar si existen drusas en la retina u otras áreas en la parte posterior. Si se trata de drusas blandas, podrá usar el test de la rejilla de Amsler si sospecha que hay degeneración macular.
¿Cuál es su tratamiento?
Las drusas duras no necesitan tratamiento, aunque se recomienda acudir al oftalmólogo para hacer revisiones frecuentes y controlar su evolución. Por el contrario, en el caso de las drusas blandas, al tratarse de un síntoma de la degeneración macular deberá seguir un tratamiento para ésta patología de origen. El oftlamólogo puede realizar una intervención de fotocoagulación con láser para eliminarlas, aunque esto no evita el deterioro de la mácula.
Equipo IOTT