En el post de hoy vamos a comentaros una patología no infrecuente que ocurre en bebés. Puede ocurrir que a los dias de nacer un bebé empecemos a notar que uno de los ojitos le llora y se le acumulan legañas amarillentas sobretodo después de dormir. Ante esta situación es importante consultar con vuestro oftalmólogo, principalmente para descartar una conjuntivitis neonatal.
Una vez descartada, la causa de esta situación suele ser la obstrucción congénita del conducto nasolagrimal. Este conducto es el que se encarga de drenar la lágrima que se produce en la glándula lagrimal, y a veces ocurre que tras el nacimiento este conducto está inmaduro y es muy estrecho, por lo que es incapaz de drenar las lágrimas de nuestro bebé, rebosando así éstas, provocando lagrimeo, y además acumulándose durante el sueño formándose legañas de coloración amarillenta generalmente. No siempre la obstrucción del conducto nasolagrimal se acompaña de conjuntivitis infecciosa, por lo que es importante no tratar sistemáticamente o por nuestra cuenta a nuestro bebé con colirios antibióticos, para evitar futuras resistencias. Quién tiene que valorar si existe conjuntivitis infecciosa asociada debe ser el médico oftalmólogo, que es el especialista que tiene los medios adecuados para determinar esta situación.
En la mayoría de los casos la obstrucción congénita del conducto nasolagrimal se soluciona espontáneamente con el desarrollo de nuestro bebé ( sobre los 8-10 meses de edad aproximadamente ), pero debemos hacer unas medidas generales para ayudar en este tiempo al drenaje de la lagrima y evitar que las secreciones acumuladas puedan influir en el desarrollo de infecciones secundarias.
Estas medidas son:
- Lavar el ojito de nuestro bebé con suero salino fisiológico y retirar las secreciones acumuladas con gasas estériles.
- Masajear el canto interno del ojito de nuestro bebé con gasitas templadas, haciendo masajes circulares y presionando suavemente desde el canto interno hacia el parpado inferior ( hasta donde tenemos el punto lagrimal inferior ) y también siguiendo una dirección descendente desde el canto interno, bajando por la pared lateral de la nariz del bebé. Estos masajes deben realizarse varias veces al día ( 3-4 veces ) y una duración de 2-3 minutos.
Si con estas medidas y el propio desarrollo del bebé no conseguimos la resolución del cuadro sobre los 8-10 meses de edad, entonces se puede plantear una pequeña intervención que consiste en realizar un sondaje de la vía lagrimal.
Dra Mariluz Iglesias, oftalmóloga especialista en cirugía refractiva y catarata en IOTT Madrid